La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el pasado 30 de enero de 2020 la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, buscando una respuesta coordinada y eficaz de los distintos países. Los coronavirus son virus con una apariencia exterior de corona. Son zoonóticos, es decir, pueden transmitirse entre animales (dromedarios, murciélagos, etc.) y humanos.
El SARS-CoV-2 puede infectar las vías respiratorias superiores e inferiores. Se transmite principalmente por el contacto directo con las secreciones respiratorias (gotículas generadas con la tos o estornudos) o con mucosas de nariz, boca u ojo de una persona infectada. Es poco probable su transmisión por aire a distancias de más de 1 metro.
¿Cuáles son las manifestaciones clínicas? Tras un periodo de incubación de 1-14 días, COVID-19 (enfermedad por infección por SARS-CoV-2) cursa en la mayoría de pacientes con síntomas de infección respiratoria leve similar al resfriado común: fiebre, tos y dificultad para respirar, con posible diarrea y fatiga. En casos graves en grupos de riesgo (ancianos, con otras enfermedades, etc.), puede causar bronquitis o neumonía, síndrome respiratorio agudo y severo, fallo renal e incluso la muerte. La letalidad es baja, con una tasa inferior a una gripe común. Por ahora, no tiene tratamiento específico, ni vacunación. Se pueden tratar los síntomas y asegurar un adecuado soporte vital.